domingo, 21 de agosto de 2011

Que, mucha pobreza, ¿no?

Ésta es, quizá, la pregunta que más he escuchado desde que regresé de Mozambique después de pasar allí 10 meses. Confieso que mi respuesta, hasta ahora, no era la misma para todos: dependía del grado de interés que mostraran mis interlocutores o, para ser más exacta, del grado de interés que, a mi parecer, tenían los oyentes. Sin embargo, me doy cuenta de que eso no es justo: debo ofrecer la misma respuesta a todos (mi experiencia, al fin y al cabo) y dejar que cada uno forme su opinión sobre el grado de pobreza de la gente con la que he convivido este año.

Es eso lo que voy a hacer, voy a ofrecer una respuesta, a todo el que la quiera, sea quien sea. ¿Quieres conocerla? Puede que mi respuesta baste y te quedes tranquilo: ahora sabes un poco más del mundo y de cómo viven otros. Está bien. O puede que surjan muchas otras preguntas sobre la realidad de la que te hablo, sobre la realidad en la que tú vives, sobre ti mismo y tu relación con el mundo...¿Aceptas? Allá voy.

El salario mínimo en Mozambique, según tengo entendido, está fijado por el gobierno en 2500 meticais al mes (unos 50 euros). Conocí a gente que cobraba esa cantidad en la ciudad, pero no en el campo. Allí, los sueldos de la gente que conocía iban desde los 600 (12€) a los 1500 mt (30 €). Ese dinero, les sirve para comprar un saco de arroz por 600 mtn, pan, y té para el desayuno, algo de verdura o fruta de vez en cuando en el mercado, jabón para lavar la ropa y “tomar baño” y quizá para comprar un kilo de azúcar con el que “animar” el té. Toda la familia, suele depender de un único sueldo (si existe).

Así, no he visto morir a ningún niño o niña de hambre pero sí he visto cómo muchos de ellos y sus familias comían lo mismo día tras día, sin posibilidad de elegir menú, ajustando bien las provisiones para racionar los sacos de maíz, cacahuete y judías que habían conseguido recolectar en sus “machambas” (huertas) tras la época de lluvias.

He visto pasar frente a la casa de las hermanas a muchas mujeres y niñas con “baldes” en sus cabezas, en busca de agua para cocinar y limpiarse y he compartido con ellas cómo día a día aumentaba la preocupación por la falta de lluvia. Los kilómetros que debían recorrer para encontrar agua también aumentaban por cada día sin llover.

Todas las personas que conocí tenían un techo bajo el que dormir. Algunos de ellos, eran los propietarios del mismo. Otros, eran sus hijos e hijas, parejas, madres, padres, hijastros, hijastras, sobrinos, sobrinas, primos, primas…Dos habitaciones, no mayores que una cama de matrimonio, bien podían albergar el sueño de diez personas. Cada vez era más frecuente tener la posibilidad de hacerse con un colchón, pero lo más común era que durmieran en camas tradicionales de cuerdas (las mismas que servían como asiento de las visitas en el “quintal”) o en esteras de palma extendidas sobre el suelo.

Aquellos que no tenían casa, tarde o temprano encontraban a alguien que les dejaba dormir en la suya, a cambio de colaborar en las labores del hogar o en el cuidado de los niños de la familia. Aunque esto era una solución temporal que les obligaba a cambiar de hogar muy a menudo (con la consiguiente preocupación por buscar dónde dormir).

A veces, también, eran las familias quienes buscaban a sus hijos e hijas otras casas en las que vivir como criados.

Hablando de educación, la media de alumnos por aula era de 50 y en el curso inicial de primaria, podían convivir alumnos desde 5 a 14 años. Todos ellos, en educación primaria, tenían acceso a los libros de texto de forma gratuita, pero rara vez esos libros conseguían llegar al final del año en buenas condiciones: en parte, por el descuido de sus dueños; en parte; en parte, por falta de una buena “pasta” en la que trasportarlos; en parte, porque eran alimento de los ratones en sus casas.

Las escuelas que conocí tienen sólidas paredes, aunque por el tejado fácilmente se cuela el agua en la época de lluvias (al inicio de curso) y no tienen ventanas. Las páginas se pasan solas, los lápices ruedan por las mesas y los papeles vuelan en los días de viento…

En una ocasión (y me consta que no fue la primera vez), tuvieron que hacer un examen oficial a la sombra de una “mangueira” (un árbol) por falta de aulas.

En cuanto a salud, decirte que el lugar en el que pasé la mayor parte del tiempo disponía de un hospital recién construido y con un equipo médico muy competente (según la opinión de la doctora de una ONG suiza que colaboraba con ellos). Diariamente eran atendidas allí miles de personas, de todo el distrito. El diagnóstico más común: “no tienen sangre” (esto creo que me dará para otro artículo). Para recuperarse, en los casos de “sin sangre” más graves o para las operaciones, era necesario que un familiar donara dos litros de sangre al hospital o bien que desembolsaran el dinero para comprar la sangre necesaria para la intervención (no sé a cuánto estaba el litro).

Hasta hace un año, la electricidad no llegó a la zona. Ahora, poco a poco, va llegando a las casas, llevando la luz y también la radio, la televisión, aparatos de música y la posibilidad de cargar los móviles. Es cierto, sí, hay personas capaces de privarse de algunas comidas para conseguir comprar algún aparato. También te cuento que es normal tener un móvil, pero también es frecuente es no tener nada de crédito en él.

Como ves, traté de hablar sólo de aspectos económicos y sociales. Podría seguir contándote muchas más cosas, pero creo que es suficiente para que, ahora, emitas tu propio juicio y, o bien te quedes ahí, con tu opinión y tus conocimientos, o bien continúes.

Por mi parte, estoy abierta a ayudarte en lo posible a responder a esas nuevas inquietudes que pudieran surgir, aunque lo que deseo, de verdad, es que junt@s construyamos nuevas preguntas y, también junt@s, demos respuestas. Uno sólo no puede cambiar el mundo, pero tal vez unos cuantos…

Miriam Piqueras (Voluntaria veterana)

jueves, 18 de agosto de 2011

Noticias desde Callao (Perú)



Estamos con las hermanas de Callao, es una Comunidad de 12 hermanas, a cada cual más maja. Desde el primer que llegamos nos han hecho sentir como en casa, además llegamos en Fiestas Patrias, y pudimos probar la comida típica de aquí. Todo el rato les preguntamos por los platos que comemos, la fruta... y es que aquí hay más de 100 variedades de patatas, 5 o más de plátanos... vamos que no paramos de conocer.

Nuestro trabajo aquí está siendo muy variado, lo que nos permite tener una amplia gama de experiencias y oportunidades,

Aveces vivimos esto como si fuese una película, tan distinto... Recomendamos los paseos en combi, jajaja, toda una experiencia.

En los ratos libres, alguna de las hermanas nos lleva a conocer cosillas, y nos hacen sentir tan bien, como en casa, que las hemos bautizado como "titas", no les ha quedado más remedio que adoptarnos como sobrinas.

Aquí os dejamos algunas fotos, la primera es de los niños de Francisco de Bolognesi, la segunda del cole de María Mazzarello y la tercera una charla de padres que nos pidieron dar.


Ahora estamos en el ecuador de nuestro viaje, es cuando nos damos cuenta de que comienza la cuenta atrás, que debemos aprovechar todo lo que nos queda, que esta experiencia ójala haya sido tan especial para la gente que dejamos aquí como para nosotras, de todo esperamos que estas semanas que nos queda, podamos disfrutar y conocer tanto o más que hasta ahora.

Desde el Callao os mandamos un beso muy grande.

Bea y Lore

Voluntarias 2011

martes, 2 de agosto de 2011

Experiencia en La Descubierta

Os mando momentos de nuestra experiencia, es dificil poner palabras a un mes de cambios en todos los aspectos.

Los niños, lo mejor, por su cariño y sonrisas. También duro conocer la realidad en la que viven

y sus carencias.

La convivencia entre nosotras muy buena, creo que hemos sabido complementarnos.

Muchos cuidados hemos recibidos por parte de las hermanas.

El clima sofocante. El ritmo de vida lentooooo.

Hemos realizado buenas excursiones a Haiti, a una playa paradisiaca, etc.

Ahora tengo que dejar que las vivencias reposen poder para valorar la experinecia, aunque el sabor de boca es muy refrescante.

Un besazo muy grande para todos los compis.


Gabriela Andrés (voluntaria 2011)

lunes, 1 de agosto de 2011

Entrevista a Sor Catalina. Directora de la Descubierta (R. Dominicana)

1. Presentación de la hermana

Sor Catalina Ortega Núñez, Hija de María Auxiliadora (FMA), 36 años de vida religiosa, de los cuales 8 vividos en La Descubierta, 2 en los años 1997-1999 y 6 desde el 2005 a 2011. Mi campo de trabajo generalmente ha sido como responsable de escuela y animadora de Comunidad.

2. ¿Por qué es importante el voluntariado?

Es una oportunidad para que el/la voluntario/a desarrolle su capacidad de darse desinteresadamente, conozca otras realidades de nuestro mundo y experimente cóm se puede vivir sin tantos recursos/medios materiales. Esto les ayuda a valorar lo que tienen, les hace sensibles y solidarios/as y contribuye a darle un nuevo sentido a su vida.

Nuestros/as destinatarios/as se enriquecen con su presencia, pues su donación, creatividad y sus conocimientos los ponen a su servicio, favoreciendo su crecimiento humano, social y académico.

3. 3. ¿Qué aportan a la misión?

Su profesionalidad, originalidad, servicio generoso, recursos económicos destinados con fines didácticos y sobre todo su propia persona.

4. ¿Cuántos/as voluntarios recibe?

Hasta el momento, los/las voluntarios/as que hemos recibido en La Descubierta han sido de Madreselva, a excepción de dos voluntarias que vinieron por Vides Internacional desde Argentina. Regularmente recibimos dos voluntarios/as en el mes de julio, aunque en los dos últimos años han sido tres.

5 5. Recuerdo de experiencias como responsable de la misión de voluntariado.

Primera experiencia:

Yendo por una de las calles barriales, encontramos un niño de aproximadamente cinco años, todo desfigurado, como un “animalito”, desnudo, sucio, de sus labios salía baba. Una de las voluntarias se bajó del vehículo, se acercó al niño, lo tomó en sus brazos, lo acarició, lo besó, sintió la necesidad de buscar un poco de agua par bañarlo, la buscó y por espacio de media hora se quedó con el niño, brindándole todo el amor posible; de ahí nació la idea de buscarle un lugar donde pudiera vivir con dignidad. Una hermana gestionó estos pasos y gracias a Dios, se logró.

Segunda experiencia:

Aquí en La Descubierta vive una familia cuyos hijos, al llegar a cierta edad, van perdiendo movilidad corporal hasta el punto de dejar de valerse por sí mismos. Sus padres tienen deficiencia mental. Varias de las voluntarias les han visitado y han hecho todo lo posible por hacerles sentir bien: desde fisioterapia hasta salidas por el pueblo a disfrutar de la música, de los baños en Las Barías (piscinas de agua natural), hechos que por sí solos ya no pueden realizar como el resto de los jóvenes del pueblo y que esperan con mucho entusiasmo cada vez que van a su casa.

Estas dos experiencias, por contar dos hechos significativos, pero, en realidad, reconocemos que, aunque tal vez, los/las jóvenes voluntarios/as en general no expresan con sus labios su fe en Dios, lo saben reconocer en los más débiles, los más pobres y necesitados y esto Dios de lo pagará.

Aprovecho para agradecer de corazón el servicio amoroso que han prestado los/las siguientes voluntarios/as durante el período 2007-2011, Dios les pague con creces:

Elena Juárez

Antonio Filoso

Juan Heredero

Elena Fernández

Cristina Gómez

Irene García

Raquel Rueda

Sandra Sanz

Ana Salas

Gabriela Andrés

Les quiero a todos/as.

Sor Catalina Ortega